Stokksnes – Islandia
A veces viajas a un país esperando ver unos lugares determinados, y durante ese viaje descubres otros que superan tus expectativas, o que son más especiales que los que estabas deseando ver. Esto me ha ocurrido con Stokksnes en mi viaje a Islandia. Aunque todos y cada uno de los lugares de Islandia, para los amantes de la naturaleza, son una auténtica pasada, Stokksnes tiene un punto especial, místico, onírico… esa playa de arena negra, esas dunas contrastando con la hierba que consigue nace en terreno volcánico, la marea que sube y baja a los pies de la montaña, y, por supuesto, esa montaña de cuerpo oscuro que aparece de la nada… Por si no fuera poco, tuve la suerte de ver a la montaña con tres trajes distintos: oscuro el primer día, blanco el segundo después de una gran nevada y a trazos la última noche, cuando la nieve dejo paso a un viento frio llegado desde el mismísimo polo norte que removió todo, hasta las auroras boreales.
Fotografía premiada con varias medallas de oro FIAP en concursos nacionales e internacionales.
Stokksnes – Amor
Posiblemente, Stokksnes sea el sitio más espectacular para fotografiar de todos en los que he estado. En mi última visita, los elementos se conjuraron para mostrarme su amor por llevar su nombre a dar vueltas al mundo, o por lo menos hasta Asturias, a través de mis imágenes.
Vídeos de Stokksnes y Vestrahorn
En los siguientes vídeos, se puede ver la evolución del tiempo en Stokksnes y las montañas de Vestrahorn.
En el vídeo de la izquierda, se refleja el cambio del tiempo durante los dos días del frío invierno de 2017 en los que tuve la maravillosa suerte de poder conocer esta localización. En el vídeo de la derecha, perteneciente a febrero de 2022, se puede ver como las primeras luces del día inciden sobre las dunas y la montaña.
Península de Stokksnes y montañas de Vestrahorn
Stokksnes es el nombre de la península donde tenemos la playa de arena negra, las dunas y los reflejos de las montañas de Vestrahorn (unos 450m), la montaña de roca magmática. Como curiosidad comentar que en la península se encuentra una estación de radar de la OTAN, antigua base militar británica durante la Segunda Guerra Mundial.
Para llegar a Stokksnes, la mejor opción es alojarse en el pueblo pesquero de Höfn, a unos 20min en coche. Y al llegar… hay que pagar 6€ por persona, ya os lo recordará el señor del Viking Café* cuando paséis por allí: «you must to pay, for another daaay». Luego se deja el coche entre las dunas y se empieza a quemar el obturador.
*En 2022 he vuelto a Islandia, y como no, a Stokksnes. El propietario del Viking se ha modernizado, y ha establecido un sistema automático de pago para poder levantar la barrera de acceso a la península.
Y aquí la prueba gráfica, os dejo un TimeLapse del recorrido en coche desde Stokksnes, hasta Höfn (2017).
En primera visita de 2017, lo primero que hice al llegar fue quedarme con todo el lugar para mi solo, me subí al sitio más alto (obviando las montañas) y observé:
Había muchas vistas, muchos primeros planos interesantes, muchas zonas desde donde poder sacar una foto espectacular… A mi lo que más me impactó desde el primer momento, fue sacar unas caprichosas formas de las zonas heladas de la playa en primer plano, con las montañas Vestrahorn al fondo. Por ejemplo:
Había muchas vistas, muchos primeros planos interesantes, muchas zonas desde donde poder sacar una foto espectacular… A mi lo que más me impactó desde el primer momento, fue sacar unas caprichosas formas de las zonas heladas de la playa en primer plano, con las montañas Vestrahorn al fondo. Por ejemplo:
Amanecer y Atardecer en Stokksnes
Y si recorrer la playa pisando esa arena negra tan especial no era suficiente… el día que disfrutamos allí del atardecer unas nubes coquetas quisieron pasar a formar parte de la fiesta. El atardecer comenzaba a notarse al otro lado de la playa, fuera de los dominios de las montañas Vestrahorn, justo encima del pueblo de Höfn, pero no era un atardecer normal, el cielo estaba ardiendo, ¡las nubes se estaban quemando!
Nuestro viaje fue en marzo, el sol aproximadamente alcanzaba una altura máxima de unos 20º, amanecía sobre las 9:30 y atardecía sobre las 21h. Al tener el sol una altura tan baja, las horas doradas duraban el doble que en España, si estaba el cielo despejado, además de poder esperar unas Auroras curiosas a la noche, sabiamos que disfrutaríamos de unos increibles colores sobre nuestras cabezas.
Comparto con vosotros esta excelente web para ver la posición del sol: SunEarthTools
Auroras boreales en Stokksnes
La noche que estuvimos allí intentamos saludar a las luces del norte, pero no fue el mejor día, a pesar de todo algo pudimos ver (esto mejoró en el siguiente viaje). Recuerdo que tuvimos muchísimos problemas para obtener una única foto debido a las luces de los coches que llegaban a la península. Al final de la noche comenzó otra vez el viento, con una intensidad notable, lo recuerdo como uno de los días que más frío pasé en mi vida.
Otra de mis preferidas, me costó media hora de caminatas entre el hielo para encontrar «el encuadre imperturbable», donde no hubiera absolutamente nada más que la montaña, tenía que acompañar el cielo que no paraba de cambiar, adoptando formas solo posibles en los amaneceres próximos al círculo polar ártico. Al final se calmaron todas las variables y quedó la constante:
Todo esté conglomerado de emociones se transformaron en un poema:
«En ninguna parte»
y en un instante,
el sol se fue temeroso
del poder infinito de Néfele
convocando todas las tormentas.
En mitad de la nada,
en ninguna parte,
ajeno a toda realidad,
disfrutaba de aquella batalla.
Néfele y su vestido de gala,
las montañas, coquetas, frente al espejo,
el tímido sol, asumiendo su rendición.
El hielo, el frío y la calma, reinan en mi mundo.