3:30 de la mañana, hay que madrugar para llegar al aeropuerto, casí ni dormí, me despedí de mi madre y me fui a buscar a mis amigos para llegar pronto al aeropuerto y facturar las maletas. Durante el viaje el taxista nos ofreció un poco de Los Ilegales para calmar los nervios, le conté algunas historias de Jorge «Ilegal» que había leído y visto hace poco en su documental, y se llevaba las manos a la cabeza. Cuando nos disponemos a facturar las maletas y la mía ya estaba con el papelín dentro de la cinta, la chica de Lufthansa se fijó en mi eTA y descubrió una T de más al final del pasaporte:
– y esta T de donde viene?
– qué T?
– ESTA T, ESTAAAAAAA
– …
– YO A RODRIGO NO LE FACTURO
Raaaaaaaasssssssssssssss, fuera la cinta de mi maleta y los tres con cara de «¿y ahora qué?.
Y no había manera con la señora, tenía razón, había una T de más y así no podía volar por normas de la aerolínea, y quizá no me dejarían entrar en Canadá, pero se puso con unas formas que no entendí en aquel momento… Problemón, ¿y ahora qué? el avión salía a las 6:30, eran ya las 5:30 y no tenía visado. Llamé a la policía que no podía hacer nada, la embajada de Canadá tampoco, el 1004 tampoco, pues ya eran las 5:45, les dije a mis amigos que se metieran ya en el avión, no podíamos hacer otra cosa, pedimos el eTA online y a ver cuando llega (pensabamos que tardaría varios días, ya que eso había pasado la anterior vez). Mi amigo Jorge pidió mi eTA online con su email (otro error del que no nos dimos cuenta), y se fueron al avión. Yo me quedé con las únicas opciones de bien de salir a Frankfurt a las 8:30 en el siguiente vuelo (muy difícil), o volar a Calgary al día siguiente, si llegaba el visado (probable pero no seguro). Todo eso con la maleta pasándose de los kilogramos permitidos debido al último trasvase de cosas entre todas las que llevabamos, para que ellos fueran con sus cosas y yo me quedara con las mías. Debido a todo esto cogí un taxi dirección Madrid.
Cuando estaba fuera del aeropuerto llegando a Madrid, me llegó un mensaje de Jorge que el visado estaba en tramite (bien, supongo que será automático), cuando eran cerca de las 6:41, yo en mitad de Madrid en taxi, y mis compañeros en la pista de despegue con el avión metiendo la sexta… ¡Jorge me pasó otro mensaje donde se decía que ya se había tramitado el eTA!
– por favor, ¿puede volver al aeropuerto?
Tenía que coger el vuelo a Frankfurt a las 8:30, llegué al mostrador de Lufthansa y la chica ahora era todo amabilidad, facturé, avisé a mi madre de todo este cambio de planes, y comencé mi viaje a Canadá.
Hacia Frankfurt con Billy McBride
En el vuelo hacia Frankfurt conocí a Roberto, un ingeniero agrónomo de Madrid que viajaba a Croacia vía Franfurt, estaba viendo la tercera temporada de Goliath en su iPad y comenzamos una interesante conversación sobre series y películas desde Madrid al destino. Espero que le haya ido bien en su viaje de trabajo, desde aquí un saludo.
El reencuentro
En no se qué terminal de Frankfurt me volví a encontrar con Fernando y con Jorge, nuestro avión hacía Calgary salía a la una, así que tenía algo de tiempo para comprar un imán de la ciudad. Por cierto, eran todos horribles.
Hacia Canadá
Bueno, bueno, bueno, ya iba quedando menos, una vez en el avión, un 787 con 3 filas de 3 asientos, me preguntaba si sería mejor leer algún libro de los que llevaba, por ejemplo: El Jardinero de Ochakov; ver alguna película del puesto individual del avión, las más interesantes eran: la Mula de Clint Eastwood o MIB 3, por cierto, la mayoría en español-latino, así que la versión original era una opción espectacular… Pero na, al final preferí empezar jugando al ajedrez y al trivial, luego vi La Mula con Fernando y entre estas historias, y las comidas que traían cada poco, la verdad que las 9 horas de vuelo te pasan bastante rápido.
Welcome to Canadá, Osoooooooooooooooooooooooo
Yeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesssss, fue complicado pero estamos aquí, para mi fue más complicado que para mis amigos ¡¡¡pero llegué coño!!!, lo primero fue cargar la tarjeta de holafly en el móvil para avisar en casa que, por fín, había llegado. Mientras tanto vi a mi maleta salir de la cinta de equipajes sin hacer malabares, y pase por la aduana sin mayor problema. Nos vamos a por el coche de alquiler y rápido (en los trámites, no en la velocidad) hacia Banff para aprovechar el primer atardecer del viaje.